La aventura de los cachorros seguros

Ryder les explicó que debían explorar una mina abandonada para encontrar un tesoro perdido. Pero antes de partir, les entregó guantes y lentes de seguridad. Chase, el cachorro policía, frunció el ceño. ¿Por qué necesitaban eso?



La mina estaba oscura y llena de escombros. Marshall, el cachorro bombero, tropezó con una piedra suelta. ¡Menos mal que llevaba guantes!


Skye, la cachorra piloto, usó sus lentes para detectar una entrada secreta.



Dentro de la mina, encontraron un pasadizo estrecho. Rocky, el cachorro reciclador, se agachó para pasar. Sus guantes protegieron sus patas.



Zuma, el cachorro acuático, vio una gotera venenosa. Gracias a sus lentes, la esquivó.



Al final del pasadizo, hallaron un cofre antiguo. Everest, la cachorra de rescate en la nieve, lo abrió con cuidado. Dentro brillaban gemas y monedas. 

Chase miró a sus amigos. “Cometí un error al dudar de los guantes y lentes”, admitió. “La seguridad es lo primero”. Los demás asintieron. Juntos, aprendieron que prevenir es mejor que curar.

Los cachorros salieron de la mina con el tesoro. Ryder sonrió. “¡Bien hecho, equipo!” exclamó. “Recuerden siempre usar sus guantes y lentes. La seguridad nos hace más fuertes”.

Los cachorros compartieron su experiencia con los niños de Bahía Aventura. En una pancarta gigante, escribieron: “Protege tus patas y abre tus ojos”. Todos aplaudieron.
Y así concluye la Aventura de los Cachorros Seguros, donde la valentía se combina con la responsabilidad. 🐾